Principios de conteo para preescolar
lunes, 20 de junio de 2016
jueves, 16 de junio de 2016
Principio de orden estable
La secuencia de números a utilizar ha de ser estable y estar
formada por etiquetas únicas, y poder repetirse en cualquier momento para
facilitar su aprendizaje a los niños. De este modo, niños de muy corta
edad son capaces de detectar muy fácilmente cuándo se produce una
asignación completamente aleatoria en el conteo (i.e.: 2, 5, 3, 9, 24...),
aunque les cuesta mayor dificultad si esta secuencia respeta un orden de
menor a mayor (1, 2, 5, 6, 9, 10...). De este modo cuanto más se aleja la
secuencia del orden convencional más fácil resulta detectar el error. En
edades anteriores, cuando los niños cuentan, asignan los número
arbitrariamente o empiezan a contar por cualquier número (5, 8, 2...). Se
debe seguir una secuencia para contar de manera que se llegue a un límite
propuesto.
Principio de abstracción
Este principio determina que los principios de orden
estable, correspondencia uno-a-uno y cardinalidad puedan ser aplicados a
cualquier conjunto de unidades. Según este principio, el
conteo puede ser aplicado a cualquier clase de objetos
reales e imaginarios.
De este modo, los cambios de color u otros atributos
físicos de los objetos no deben redundar en los juicios cuantitativos de
las personas en este caso niños que, habiendo logrado esta noción, los
contarán como cosas. Este principio lo adquirirá el niño en torno a
los tres años.
Principio de irrelevancia en el orden
Se refiere a que el niño advierta que el orden del conteo es
irrelevante para el resultado final. El niño que ha adquirido este
principio sabe que:
1.El elemento contado es un objeto de la realidad, y no un 1
o un 2
2.Que las etiquetas son asignadas al contar de un modo
arbitrario y temporal a los elementos contados
3.Que se consigue el mismo cardinal con independencia del
orden de conteo de los elementos seguido.
Principio de unicidad
Como una función de contar es asignar valores cardinales a
conjuntos para diferenciarlos o compararlos, es importante que los niños
no sólo generen una secuencia estable y asignen una etiqueta, y sólo una,
a cada elemento de un conjunto, sino también que empleen una secuencia de
etiquetas distintas o únicas. Por ejemplo, un niño puede usar la secuencia “1,
2, 3, 3” de manera sistemática y emplear estas etiquetas en una
correspondencia biunívoca, pero como no todos sus elementos están
diferenciados, etiquetará de la misma manera conjuntos de tres y cuatro
elementos (con la designación cardinal “3”) (Baroody y Price, 1983). Incluso
cuando un niño tiene que recurrir al empleo de términos no convencionales,
la apreciación del principio de unicidad(comprender la función diferenciadora
de contar) le impediría escoger términos empleados previamente. Por
ejemplo, el empleo sistemático de la secuencia no convencional “1, 2,
3, diecionce” etiquetaría erróneamente conjuntos de cuatro elementos pero
al menos los diferenciaría de conjuntos con menos elementos.
Principio de Cardinalidad
Se refiere a la adquisición de la noción por la que el
último númeral del conteo es representativo del conjunto, por ser cardinal
del mismo. Según Gelman y Gallistel podemos decir que este principio se ha
adquirido cuando observamos:
1. que el niño repite el último elemento de la secuencia de
conteo, que pone un énfasis especial en el mismo o que lo repite una
vez ha finalizado la secuencia.
Según estos autores, el niño logra la cardinalidad en torno
a los dos años y siete meses y también, según ellos, para lograr la
cardinalidad es necesario haber adquirido previamente los principios de
correspondencia uno a uno y orden estable. Sin embargo, otros autores
como Fuson ven la adquisición de la Cardinalidad como un proceso más
gradual, en el que existe un estadio intermedio denominado cuotidad, en el
que el niño es capaz de responder a la pregunta de ¿cuántos elementos hay
en...? pero no formulada de otra manera, como sería
plantearle equivalencias entre conjuntos, por lo que para ellos este
principio estaría completamente logrado en torno a los cinco años de edad.
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